En estas vacaciones de Semana Santa estuve una semana en La Fosca, a orillas del Mediterráneo. Mientras paseaba de una cala a la otra crucé un bosque de eucaliptos de hoja ancha. Sus semillas, como cascabeles, mostraban cuatro orificios por los que en verano dejan salir la simiente anaranjada.
Recordé las "casitas" en la casa de mi abuela: la semilla de eucaliptos era el pimentón, una hoja de cactus era la mortadela cortada a fetitas, los conitos del eucalipto de hoja fina eran fideos de sopa. Una piedra en medio de una tablita hacía de balanza para el improvisado almacén separado de la casa por cañas clavadas marcando territorio.
lunes, 4 de mayo de 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)